*Esta reseña va dedicada a todos l@s GEUistas con quienes compartimos este maravilloso proceso de vida.
Como grupo local del Grupo
Evangélico Universitario (GEU) en la Ciudad de Guatemala, emprendimos un
proyecto llamado Festival de Arte por la Justicia “Guatemala queremos
transformarte”. Lo que sigue es una reseña de esta experiencia.
CONTEXTO
En nuestro país, la justicia
se ha convertido en una palabra preciada y en un deseo profundo de cada
guatemalteco/a. Y no sin razón. Guatemala es un país socialmente convulsionado
y acechado por la violencia, la corrupción, la desigualdad y el racismo. La
injusticia es visible a nivel social, político, étnico, económico, cultural, y
más. A su vez, Guatemala es un país profundamente religioso (en su vasta
mayoría cristiano – católicos y evangélicos). La disparidad entre la realidad
religiosa y la realidad social, ha causado que muchas personas –entre ellas,
muchos estudiantes universitarios- se sientan decepcionadas de la religión. En
general, los evangélicos son percibidos como gente que apenas se interesa –o que
simplemente no se interesa- por el cambio social y/o la justicia. Con pesar hay
que reconocer que esta percepción negativa, si bien no siempre corresponde con
la realidad, muchas veces sí. De esa cuenta, muchos han perdido el interés en
el cristianismo.
En este contexto, como
movimiento estudiantil cristiano, es vital conectar con la universidad de una
manera creativa y relevante. No para presentar una versión ‘alternativa’ del
cristianismo (pues no la hay), sino para hacer justicia al mensaje cristiano y
presentar la verdad que transforma la vida individual y la vida en sociedad. ¿Cómo
hacer esto en la universidad hoy? ¿Qué áreas de interés compartimos los
estudiantes universitarios, cristianos y no cristianos? ¿Qué dice la Biblia y
el evangelio acerca de nuestra realidad social? ¿Hay esperanza?
Con estas preguntas en mente,
la justicia y el arte surgieron como dos áreas clave en las que los universitarios en
general compartimos un amplio interés. Más aún, dos áreas sobre las que la
Biblia tiene mucho qué decir. Dos áreas que podíamos conectar y unir para
realizar una contribución a la universidad y la sociedad, así como un impacto
para el reino de Dios. En una vigilia de oración que tuvimos en mayo 2012,
nació el sueño de organizar “algo así” como un Festival de Arte por la transformación
y justicia.
EL PROCESO DE PREPARACIÓN
Desde sus comienzos el proyecto
fue abrazado por el grupo. Quizá con temor, pero con mucha fe. Con tanta fe,
que estábamos pensando organizar el Festival en octubre del año pasado
(¡organizar todo en 3 meses!). Por una serie de razones –la principal siendo el
cierre de la universidad por un poco más de dos semanas en agosto- decidimos
trasladar el Festival para el presente año. Sin embargo, providencialmente, una
puerta se abrió en la Escuela de Ciencia Política en Octubre 2012. A través de Anaely
Sáenz, estudiante de sociología, a GEU le fue delegada la organización del “Festivalito”
anual que promueve la Asociación de Estudiantes de Ciencia Política. El Festivalito
fue una linda oportunidad para involucrarnos con el arte y el tema de la
transformación (llevó por nombre “El arte como motor de transformación”). GEU
se encargó de la logística y la Asociación contribuyó con los recursos. Fue un
evento muy animado y apreciado por el estudiantado. Pudimos constatar el valor
del arte como medio de deleite y canal de expresión y denuncia. Fue una manera
muy especial de conectar con la universidad y de mostrar un compromiso
cristiano de formas no convencionales – restaurando un simbólico mural de la
Escuela de Ciencia Política, por ejemplo. La CIEE
(Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos) publicó dos artículos de
esta primera iniciativa, en base a los relatos sobre la experiencia escritos por dos
geuistas (http://ifesworld.org/blog/2013/01/transformando-a-travs-del-arte
– http://ifesworld.org/blog/2013/03/sirviendo-a-la-universidad)
Realmente fue una iniciativa que Dios bendijo, y una muy valiosa experiencia de
la que aprendimos mucho.
El proceso siguió, y a finales
del año pasado conformamos un equipo estudiantil para organizar el “Festival de
Arte por la Justicia”. Jhonny Corado, estudiante de arte, asumió con valentía
el desafío de ser el coordinador general del Festival. Luego nos dividimos en
diferentes comisiones para trabajar en la organización del Festival. Pero
sabíamos que Dios nos estaba llamando para mucho más que simplemente organizar
un evento: estábamos siendo invitados para entrar en un proceso transformador,
en el que conoceríamos mejor a Dios, nos embarcaríamos en un viaje para
entender el significado de la justicia, tendríamos un contacto más cercano con
nuestra realidad social y nos comprometeríamos con el llamado de Dios a la
justicia. Sería un proceso en donde conoceríamos, en palabras de Carl F. H. Henry,
al “Dios de la justicia y de la justificación”. Es así que el Festival se
convirtió en un proceso más integral, en el que el servicio y el discipulado
serían desarrollados en el camino, junto a la conexión con la universidad y el
evangelismo.
A principios de este año, la
oficina de la Misión Internacional de Justicia (IJM) en Guatemala nos donó 20
copias del libro “Buenas nuevas acerca de la injusticia”, el cual leímos y
discutimos con el equipo organizador en un espacio de 5 meses. Fue una excelente manera de acercarse a la justicia
bíblica y a la realidad de injusticia en nuestro mundo, así como para llenarnos
de esperanza por la justicia y por el reino de Dios. Seguimos agradecidos por
ese regalo. Paralelamente, organizamos tres visitas a lo que llamamos “lugares
de injusticia”, con el objetivo de tener un acercamiento más real con nuestro
contexto, reflexionar sobre él a partir de nuestro compromiso cristiano, y agregar
experiencia vivida a lo que estábamos aprendiendo a través del libro. Como
primera experiencia, compartimos con familias de escasos recursos en los
alrededores del relleno sanitario de la ciudad -mal llamado “Basurero” de la
zona 3. En la segunda visita fuimos al Cementerio General, en donde tuvimos un
acercamiento alternativo a la historia de nuestro país, y desde donde pudimos
observar más de cerca el relleno sanitario y la dinámica social que se genera alrededor
de él (el relleno sanitario se encuentra al final del Cementerio General, con
libre acceso). Finalmente, en la tercera experiencia, nos unimos a una
manifestación llamada “Yo trabajo por la justicia” en el marco del Día
Internacional del Trabajo y el juicio por genocidio. En esa oportunidad,
compartimos con jóvenes de diferentes universidades que desean luchar por la justicia.
Cada una de estas experiencias fue transformadora.
A la par de este proceso de
inmersión en la justicia, comenzamos a trabajar propiamente en la organización
del Festival. Era un desafío grande, pues se trataba de organizar un evento que
llegara a toda la universidad. Nuestros objetivos centrales eran dos: primero,
proveer un espacio para los estudiantes universitarios, en el que expresaran su
visión de la justicia por medio del arte (literatura, teatro, música, fotografía
y pintura); segundo, como GEU, crear propuestas artísticas originales con el
tema de la justicia, desde una cosmovisión cristiana.
El Señor nos mostró su buena
mano de comienzo a fin. En febrero enviamos una carta a las autoridades
universitarias, solicitando el Aula Magna (coloquialmente llamado “El iglú”), y
por gracia obtuvimos una respuesta positiva. Fue maravilloso que aceptaran la
propuesta de un grupo evangélico y nos concedieran este auditorio especial.
Organizamos esta actividad en el campus central de la Universidad Nacional
(Universidad de San Carlos de Guatemala), la más grande en nuestro país
(alrededor de 80,000 estudiantes). Este año, el rector denunció un déficit
presupuestario, a raíz de una transferencia menor de fondos de parte del
gobierno. La universidad se estaba quedando sin fondos. GEU presentó el
proyecto a las autoridades en esta coyuntura, y no sólo aprobaron el uso del
Aula Magna, sino como iniciativa suya, le otorgaron fondos a GEU para imprimir
los afiches con la publicidad del Festival que colgamos en la U. Fue increíble.
Una página de facebook fue
creada para promocionar el Festival (https://www.facebook.com/pages/Festival-de-Arte-por-la-Justicia/155021907989858).
Fue muy bien recibida y nos ayudó a que la información del evento llegara a
muchas personas. Las publicaciones desde la página ya invitaban a pensar sobre
la justicia. El equipo de publicidad hizo un trabajo excelente y muy
profesional, diseñando un logro muy atractivo y diferentes tipos de publicidad creativa
como banners, afiches, cartas para los participantes, etc. Un video muy
creativo fue grabado en diferentes puntos de la universidad para invitar a los
estudiantes artistas a participar en el Festival. Un equipo trabajó en la
inscripción de los artistas y otro equipo cuidadosamente trabajó en organizar
el horario del evento. El proyecto que conllevaba mucha logística, pero el
equipo de estudiantes asumió el desafío con esmero y excelencia.
Por otro lado, un grupo de estudiantes
preparaban la propuesta artística de GEU para el Festival. Dios nos dio un
regalo maravilloso en las vidas de Benjamín Hernández y Hendi Espino, una joven
pareja que sirve al Señor como obreros en COMPA (el movimiento estudiantil
cristiano en México). Benjamín estudió teatro, ha escrito guiones y ha dirigido
varias obras. Como equipo, acordamos en contactarlos e invitarlos a Guatemala.
Queríamos que nos ayudaran a preparar una obra de teatro con el tema de la
justicia. Sabíamos que iba ser un desafío financiero traerlos aquí, pero
tomamos un paso de fe. Ellos recibieron la propuesta con emoción, aceptaron
venir, y llegaron dos semanas antes del Festival, para preparar y practicar la
obra con un grupo de estudiantes de GEU. ¡Incluso levantaron los fondos para
cubrir casi todo el costo de sus boletos! Fue un gran gesto de generosidad. Benjamín
escribió el guión basado en la carta del apóstol Pablo a los Romanos, con el
tema de justicia como eje transversal. El Festival fue así una oportunidad
singular de colaborar en el evangelio entre los movimientos de Guatemala y
México. Fue una bendición grande tener a esta pareja entre nosotros. Además de
ayudarnos a preparar la obra, Benjamín y Hendi nos compartieron un estudio bíblico,
colaboraron en muchos preparativos y nos compartieron su vida. Nuestra región
CIEE (México, Centro América y Panamá), así como otros grupos alrededor del
mundo, se unieron a nosotros en oración. Contar con su constante ánimo y apoyo
a la distancia fue un regalo invaluable. La oración fue vital durante todo el
proceso, uniéndonos y sosteniéndonos, inspirándonos a depender de Dios en todo.
Hemos sido realmente
bendecidos por Dios al contar actualmente con una generación de artistas muy
talentosos en GEU. En el área de la música, Jhonny Corado escribió una canción
llamada “Guatemala te quiero feliz” y junto a Alex Ortiz y otros músicos,
hicieron una grabación profesional de esta canción, que expresa una visión de
esperanza y justicia para nuestro país. Es una canción con la que todos los
guatemaltecos pueden identificarse, y que todos pueden cantar. La llamamos la
‘canción lema’ del festival. Fue subida a internet y compartida en Facebook, y
muchos estudiantes la escucharon (es posible escucharla aquí: https://soundcloud.com/geusuena/guatemala-te-quiero-feliz).
La canción fue muy apreciada por tod@s. Fue también una excelente manera de
invitar a l@s estudiantes a unirse al Festival y cantar con nosotros ‘Guatemala
te quiero feliz’. Además de la obra de teatro y la canción, GEU también preparó
una propuesta muy creativa en el área de fotografía. La propuesta consistió en
una serie de fotografías de estudiantes en la Plaza de la Constitución,
plasmando situaciones y anhelos de justicia. Otro grupo de estudiantes presentó
una coreografía basada en una canción que conectaba con el tema de la justicia,
y preparó una pequeña reflexión para leer al final de la presentación. Además, un
discurso sobre la justicia fue adaptado para leerlo el día del Festival. En el
área de pintura, una sopa de letras con palabras relativas a la justicia e
injusticia fue pintada sobre cinco grandes planchas de madera. Las palabras
alusivas a la justicia fueron encerradas en un círculo para resaltarlas. El
resultado final fue una serie de biombos bellamente pintados con los colores
del Festival, que funcionaron como el fondo del escenario durante todo el
Festival. Fue un trabajo arduo y paciente, en el que colaboraron muchos
estudiantes. Sólo por la gracia de Dios pudimos terminarlo a tiempo. Igualmente,
los preparativos para la exposición de pintura y fotografía, el sonido, los
diplomas, logística, programa, ensayos, publicidad y muchas otras tareas,
requirieron un trabajo colectivo y solidario.
En estos días previos al Festival
compartimos mucho, nos quedamos en la sede GEU varias noches, y fue un precioso
tiempo trabajar en equipo, comer juntos y conocernos mejor. Nuestras
interacciones no estuvieron libres de algún malentendido, roce o desacuerdo,
pero prevaleció el amor, y eso también fue un regalo. La energía, pasión y
creatividad para Dios desplegada por los estudiantes fue extraordinaria. Aún en
medio de entrega de trabajos y exámenes finales, dedicaron mucho tiempo y
esfuerzo. Cuando sentíamos que ya no dábamos para más, venía a nosotros Isaías 40: 29-30:
“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los
que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las
águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”. Fue hermoso
ver cómo en medio de nuestras limitaciones y nuestra inexperiencia, Dios estaba
bendiciendo este proyecto.
EL FESTIVAL
El miércoles 15 de mayo finalmente
llegó. Muchos estudiantes habían respondido a la convocatoria, inscribiéndose
en las diferentes categorías de arte. ¡El programa estaba lleno! Incluso
tuvimos que declinar algunas propuestas que llegaron al final, pues simplemente
ya no había espacio. El Festival había emocionado a la comunidad universitaria,
y había expectativa.
A pesar de ser semana de
exámenes finales para muchos, poco a poco la gente fue llegando. Las
fotografías y las pinturas estuvieron en exposición permanente, para que los estudiantes
pudieran pasar cuando quisieran. Además, dos biombos grandes pintados de blanco
con la pregunta “¿Qué se necesita para ser justo” fueron colocados para que los
estudiantes, por medio de la pintura, expresaran sus ideas. Al final del día,
los biombos estaban repletos con expresiones artísticas como respuestas a la
pregunta propuesta. Para el programa en el Aula Magna, fueron organizados tres
diferentes horarios: mañana, tarde y noche, con una pausa al mediodía. En cada
horario dejamos espacio para las presentaciones artísticas de GEU, con el fin
de que una buena cantidad de estudiantes pudiera ver una o varias de las
presentaciones.
Las horas pasaron y muchos
estudiantes asistieron. Al final del día, más de 100 personas habían estado en
el escenario (alrededor de 40 diferentes participaciones), expresándose sobre
la justicia a través del arte. En total, aproximadamente 600 estudiantes
participaron en el Festival, contando a los artistas, a los que llegaron a ver
las presentaciones y a los que sólo pasaron por la exposición de pintura y
fotografía. Asimismo, tuvimos la alegría de contar con obreros y estudiantes de
los grupos de GEU Xela y GEU Chiquimula, quienes viajaron para apoyar el
Festival.
Al momento de presentarse, muchos
artistas expresaron su agradecimiento por el espacio que el Festival había
abierto. Fue evidente que los estudiantes tenían muchísimo qué decir acerca de
la justicia. Estábamos asombrados de la creatividad de los diferentes artistas
y grupos, y fuimos llevados a reflexionar y a aprender de sus presentaciones.
Diferentes visiones de la justicia fueron expuestas, pero había un anhelo
general y un clamor común por justicia. Las presentaciones fueron muy
significativas, aunque en varias de ellas se percibía una falta de esperanza.
Los estudiantes denunciaban la injusticia y clamaban por justicia, pero muchos
se quedaban ahí: la esperanza parecía ausente y la justicia inalcanzable. ¡Ahí
se abría un espacio valiosísimo para decir algo diferente! Qué gran esperanza
tenemos en un Dios que es justo, que nos declara justos en Jesús, y a través de
quien podemos convertirnos en siervos de la justicia y aspirar a una realidad
diferente. Qué maravilloso mensaje Dios ha puesto en nuestras manos. El
Festival abrió la preciosa posibilidad de compartir un poderoso mensaje de
esperanza en una sociedad que ha empezado a perder la esperanza.
Un geuista comentaba que
durante el Festival se percibió un sentimiento de unidad universitaria, algo
difícil de experimentar o encontrar en otros espacios. Un reportero del
periódico de la universidad se acercó y nos entrevistó. Estaba muy interesado
en GEU e hizo muchas preguntas. ¡Posiblemente salga una nota sobre el Festival
en el siguiente número del periódico de la U! También, una joven de una revista
de arte tomó algunas fotos del evento y entrevistó a algunos estudiantes.
El público disfrutó la
exposición de fotografía y pintura, y se llevó una impresión muy grata de todo
el Festival. Una de las preguntas más frecuentes fue: ¿Quién organizó esto?
Cuando a un catedrático de la universidad le dijeron que estudiantes de GEU, un
grupo cristiano universitario, eran los organizadores del Festival, se
sorprendió y dijo: “Esto es muy relevante, pues normalmente los cristianos no
se involucran en nada de esto”. Repartimos casi 500 separadores con una breve
reflexión sobre la justicia, y cerramos con Mateo 5:6: “Bienaventurados los que
tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.” Esta fue otra
manera relevante en la que pudimos hablar acerca de la justicia desde una
perspectiva cristiana y además obsequiar a los estudiantes un pequeño recuerdo
del Festival. Los separadores nos ayudaron también a crear un espacio para
entablar diálogos significativos con los estudiantes. Para la gloria de Dios,
la propuesta artística de GEU fue muy bien recibida por el público. El arte fue
disfrutado, y el mensaje del evangelio llegó a muchos. La obra de teatro fue
una oportunidad extraordinaria para conectar con la justicia, señalar a la
humanidad como fuente de injusticia, y presentar a Jesús como el modelo de
justicia y el camino de la justificación y la justicia. Las participaciones de
GEU en danza, música, fotografía, literatura y pintura, transmitieron un
mensaje poderoso.
Sin duda, el Festival nos
permitió desafiar paradigmas negativos acerca de los cristianos, el
cristianismo y el Dios de la Biblia. Estamos seguros que esto también es parte
de nuestra misión: somos llamados a alcanzar estudiantes con el evangelio, pero
muchas veces este llamado involucra primero romper las barreras que los
estudiantes puedan tener respecto al evangelio, para que puedan estar abiertos
a su mensaje. El Festival fue una oportunidad muy significativa de hacer
precisamente esto. ¡Sin duda fue un testimonio para nuestros compañeros que no
adhieren a la fe cristiana! Y lo fue también para los cristianos. Muchos
estudiantes cristianos fueron impactados, animados en su fe, y desafiados a la
justicia. También fueron desafiados a ver la universidad como campo de misión.
Confiamos en que, a partir de esta experiencia, algunos de ellos se unirán a la misión estudiantil en GEU y sobre todo, a la misión de Dios en el mundo, de una manera más integral.
Ese día lo terminamos con una
gran alegría y un profundo agradecimiento al Señor. Nuestro mayor gozo venía de
saber que el nombre de Jesús había sido glorificado a través del Festival y que
en su nombre habíamos impactado la universidad. Damos gracias a Dios por darnos
la posibilidad de ser parte de sus planes y propósitos en las universidades de
Guatemala. Le damos gracias por permitirnos conectar con la universidad y experimentar y compartir su amor y justicia a través de este proyecto. Le damos gracias por su justicia y por la esperanza que tenemos en Él. Y damos gracias por las oportunidades que este evento ha abierto. Queremos
reconocer a cada un@ de los estudiantes, profesionales y amig@s que colaboraron
para la realización del primer Festival de Arte por la Justicia “Guatemala
queremos transformarte”, y a todos aquellos que se unieron a nosotros a la distancia. Gracias por aportar para que este proyecto se convirtiera
en una realidad que ahora nos sigue invitando a soñar…
“Tú nos has traído hasta aquí…tu viento ha soplado, con poder y verdad.
Y hasta donde bien nos quieras llevar, que en nosotros hable tu voz y brille tu
vida, y vengan tu justicia y tu paz”
“Quién sino tú” - Santiago
Benavides
LO APRENDIDO
En cuanto a una perspectiva
bíblica de la justicia
1. El
mundo está lleno de injusticia a causa de la injusticia de los seres humanos. La
justicia de Dios (justificación) a través de Jesús es justo lo que necesitamos para ser justos y buscar la justicia en
todas las áreas de la vida. La justicia comienza con una relación correcta con Dios,
posible a través de Jesucristo. La justicia de Dios, cuando se recibe
plenamente, se traduce en vidas justas y en relaciones justas entre los
individuos y a nivel de la sociedad.
2. Dios
ama la justicia y detesta la injusticia. Como cristianos tenemos la esperanza
segura que la justicia total será establecida un día, pero mientras tanto somos
llamados a buscar y hacer justicia. Vivimos en un mundo realmente injusto, pero
hay posibilidades reales de justicia, y los cristianos somos llamados a trabajar
por ella.
En el proceso de preparación y
el evento
1. Como
movimiento estudiantil de la CIEE en Guatemala, aprendimos sobre de la
importancia de involucrar a los estudiantes en procesos alternativos de
discipulado. En GEU tenemos un programa de discipulado que es fundacional a
nuestro trabajo, pero el Festival nos ayudó a darnos cuenta que necesitamos
explorar nuevas maneras para enriquecer este proceso y conectar más
profundamente con nuestra fe, nuestra universidad y contexto. El proceso del
Festival (casi un año) proveyó maneras valiosas de conectar con y servir a la
universidad, compartir el evangelio, crecer como comunidad, profundizar nuestro
conocimiento de la Palabra, crecer en compromiso con la justicia y servir a
nuestra sociedad.
2. El
proceso nos volvió más conscientes de nuestra realidad social. Hemos aprendido
más de cómo verla con los ojos de Dios y cómo sentirnos respecto a ella. Dios
ha empezado a desarrollar en nosotros un corazón por su justicia y por la
justicia en nuestras vidas, en la universidad y la sociedad.
3. Redescubrimos
el valor del arte como medio de disfrute y de transformación, así como una
poderosa manera de construir puentes entre nuestra cultura y el evangelio.
4. El
festival fue una gran oportunidad para que los estudiantes desarrollaran sus
dones, pues fue un proyecto que involucró diferentes tareas y habilidades. Fue
un espacio para aprender sobre el trabajo en equipo. Asimismo, fue una linda oportunidad
de integración en GEU para varios estudiantes.
5. Nuestra
confianza en la cosmovisión bíblica y el evangelio cristiano fue renovada y
fortalecida. Nuestra confianza en la Palabra de Dios fue profundizada. A través
del Festival experimentamos la realidad de “Dios en la universidad” de una
manera fresca y cercana.
6. Aprendimos
a descansar en Dios y confiar más en Él. El festival fue un proyecto de fe. No
teníamos todos los recursos, pero Dios fue fiel y proveyó para cada necesidad,
en su tiempo perfecto. No teníamos la experiencia ni las habilidades, pero Dios
nos capacitó.
7. Aprendimos
la importancia de escuchar a otros y estar abiertos a aprender de otros, tanto
de nuestros compañeros no cristianos como de otros cristianos en la
universidad.
8. Aprendimos
que Dios usa a aquellos que están dispuestos a ser usados por Él. El potencial
de los estudiantes y de toda persona en Dios es increíble. Aprendimos a "esperar grandes cosas de Dios e intentar grandes cosas por Él".
Junio 2013